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Un poco de ciencia, por favor…
Nosotros aquí mirándonos los respectivos ombligos metodológicos (cada uno el suyo, eso sí), tirando por la calle de en medio y pontificando sobre tal o cual protocolo, y mientras los amigos franceses a lo suyo. Un plan de acción coherente, coordinado, al abrigo de la universidad y del método científico. No hay color.
Los datos que han ido recogiendo durante los últimos cinco años empiezan a tomar forma. En este artículo recién publicado discuten si a la hora de buscar excrementos es mejor visitar un mismo tramo varias veces o prospectar varios tramos en una única visita. Nos podrán gustar más o menos las conclusiones de este primer artículo, pero al menos ellos tienen conclusiones. Nosotros solo la boca grande.
El artículo se lo pedís a los autores, que me da que os estoy mal acostumbrando.
ROMÁN.- ¿Qué nada hemos inventado? Y eso, ¿qué le hace? Así nos hemos ahorrado el esfuerzo y ahínco de tener que inventar, y nos queda más lozano y más fresco el espíritu…
SABINO.- Al contrario. Es el constante esfuerzo lo que nos mantiene la lozanía y la frescura espirituales. Se ablanda, languidece y desmirría el ingenio que no se emplea…
ROMÁN.- ¿Qué no se emplea en inventar esas cosas?
SABINO.- U otras cualesquiera…
ROMÁN.- Ah! ¿Y quién te dice que no hemos inventado otras cosas?
SABINO.- ¡Cosas inútiles!
ROMÁN.- Y ¿quién es juez de su utilidad? Desengáñate: cuando no nos ponemos a inventar cosas de esas, es que no sentimos la necesidad de ellas.
SABINO.- Pero así que otros las inventan, las tomamos de ellos, nos las apropiamos y de ellas nos servimos: ¡eso sí!
ROMÁN.- Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo… la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.
SABINO.- Acaso mejor.
ROMÁN.- No me atrevía a decir yo tanto…
SABINO.- Pero ellos, ejercitando su inventiva en inventar cosas tales, se ponen en disposición y facultad de seguir inventando, mientras nosotros…
ROMÁN.- Mientras nosotros ahorramos nuestro esfuerzo.
SABINO.- ¿Para qué?
ROMÁN.- Para ir viviendo, y no es poco.
El Pórtico del Templo, Unamuno, 1906.
Mitos y leyendas. Hoy, los excrementos del desmán
El desmán ha ganado protagonismo en los últimos años (¡menos mal!), pero así como para otras especies amenazadas existe información suficiente que permite abordar su conservación de manera más o menos rigurosa, en el caso del desmán no andamos sobrados de conocimiento. Esto da pie a que, por premuras de la gestión, florezcan como setas las hipótesis y estas, a fuerza de insistir, adquieran vertiginosamente categoría de verdad revelada, generalmente en foros poco apropiados para la discusión científica.
Todo apunta a que la búsqueda de excrementos, barata y para todos los públicos, será en los próximos años la piedra angular del seguimiento de nuestras poblaciones de desmán, por ello merece la pena repasar algunas de las sentencias que a fuerza de ser repetidas están entrando por la puerta de atrás en el conocimiento desmanero popular.
1. Los excrementos de desmán no pueden ser identificados de visu.
Sí es posible. Y con una frecuencia alta, además. Su tamaño, forma, olor, color, composición y disposición en el río los hace inconfundibles. Desgraciadamente se degradan con rapidez y en algunas ocasiones la atribución de la especie precisa de otros métodos. Además, se cumple aquí inexorablemente la ley de Murphy, que viene a decir algo así como: en aquellos tramos prospectados en los que el número de excrementos recogidos sea bajo, dichos excrementos serán pequeños, viejos y secos.
2. Es posible identificar el autor de de un excremento por la morfología de los pelos que incluye.
Sí que lo es. Los pelos de mayor tamaño (guardas, guías, o como guste usted llamarlos) son inconfundibles: espatulados, sin médula, con una constricción central,… un auténtico chollo. Sin embargo la frecuencia de aparición de este tipo de pelos en los excrementos es muy baja. Resulta frustrante desmenuzar excrementos sin encontrarlos, sobre todo cuando las muestras recogidas son escasas, sabiendo además que el procedimiento conlleva su contaminación e impide realizar posteriormente la identificación mediante análisis genético. Por otra parte, los pelos de borra se encuentran con mayor frecuencia en los excrementos, pero es imposible identificar la especie a la que pertenecen.
3. La identificación genética de la especie es un refinamiento innecesario en el inventariado de poblaciones a escala geográfica amplia mediante búsqueda de excrementos.
Pues no. Habiendo un margen de error en la identificación de visu, siendo escasos los excrementos en muchos de los tramos prospectados y escasas las posibilidades de identificar un excremento mediante pelo, el análisis genético es el único procedimiento que proporciona información fidedigna con un rendimiento relativamente alto. Además, esta técnica es habitualmente desarrollada por un único equipo, ajeno a la recogida de muestras, y está sujeta a un procedimiento estandarizado, lo que evita en gran medida la disparidad de criterios entre los prospectores (numerosos, por lo general) que pudiera darse en la identificación basada en rasgos morfológicos y evita también la tentación de recurrir en caso de duda al «juicio experto» de cada prospector, circunstancia ésta muy habitual en nuestras latitudes y que en el caso del desmán nos ha ofrecido algunos mapas regionales de distribución sencillamente lamentables.
4. Es posible completar un inventario nacional «digno y útil» sin coordinar momento, procedimiento y objetivos.
No, no es posible. Un inventario a esa escala geográfica precisa que los actores implicados en su realización (que en nuestro país forzosamente han de ser muchos) actúen al unísono. Desgraciadamente la probabilidad de que dicho suceso ocurra en España es en estos momentos muy baja.
5. La abundancia de excrementos que encontramos en el río es directamente proporcional a la de desmanes que habitan el tramo prospectado.
No siempre. En ríos con presencia estable de la especie y abundancia alta, comprobadas éstas mediante otros métodos, la búsqueda de excrementos puede resultar infructuosa u ofrecer muy poca información, y por otro lado se dan casos en donde es posible recoger gran cantidad de excrementos y otros métodos de detección parecen indicar que la abundancia de desmanes es baja. Estas y otras combinaciones se pueden dar además dentro de un mismo río al comparar tramos consecutivos. En algunas ocasiones se puede achacar la dificultad de encontrar excrementos a la morfología del cauce, pero en otras la falta de correlación entre la abundancia de «cacas y culos» tiene difícil explicación.
Continuará.
Los razonamientos expuestos tienen su fundamento en información recogida en la biblioteca y en mi experiencia personal. Ni que decir tiene que ambas fuentes son discutibles.
Galephone, la app que permite detectar desmanes
La Agencia Ambiental Europea lanza una nueva aplicación gratuita para móviles que revolucionará el «mercado» de la detección del desmán. Basada en el popular sistema de mensajería y disponible para todos los sistemas operativos, permite la localización de los animales desde el salón de nuestra casa con una precisión de 12 metros (únicamente en los smartphones provistos de GPS, claro). Pero no queda ahí la cosa, ya que por el módico precio de 1.15 €, la versión pro nos ofrece…
Ya nos gustaría, pero no. Ni apps, ni filigranas como la del Environmental DNA. Este último método había generado muchas expectativas. No era para menos. Que a partir de una muestra de agua una máquina nos hiciese un inventario completo de fauna sería todo un acontecimiento. Desgraciadamente, en el caso de los mamíferos, aún estamos lejos de obtener un rendimiento que suponga una mejora respecto a los «métodos tradicionales». Toca trabajar. Va a haber que seguir doblando el lomo.
Si queremos hacer un inventario a escala geográfica amplia, de momento no queda otra que buscar excrementos y trampear. Eso sí, sin escatimar esfuerzos. Ambas técnicas tienen sus inconvenientes y un estrecho margen de maniobra. Aquí no valen los recortes ni los atajos. En el caso concreto de los excrementos, la determinación genética de la especie se ha demostrado como imprescindible para obtener una imagen rigurosa de la distribución del desmán. La validación de visu o mediante la identificación de pelos de desmán dentro del excremento han dado lugar, en fechas recientes, a inventarios regionales de dudosa credibilidad en los que se mezclan datos verosímiles con citas a todas luces absurdas.
La aplicación para el smartphone llegará seguro, pero mientras tanto seamos rigurosos con las herramientas que tenemos. Son herramientas de mínimos, no dan para índices de abundancia, ni para exprimirlas en busca de un mejor rendimiento económico. Necesitan mucho esfuerzo y rigor en la ejecución. Malo es que desconozcamos la distribución actual del desmán, pero peor será que acabemos dibujando una imagen fantástica que solo sirva para tranquilizar nuestra mala conciencia.