La Agencia Ambiental Europea lanza una nueva aplicación gratuita para móviles que revolucionará el «mercado» de la detección del desmán. Basada en el popular sistema de mensajería y disponible para todos los sistemas operativos, permite la localización de los animales desde el salón de nuestra casa con una precisión de 12 metros (únicamente en los smartphones provistos de GPS, claro). Pero no queda ahí la cosa, ya que por el módico precio de 1.15 €, la versión pro nos ofrece…
Ya nos gustaría, pero no. Ni apps, ni filigranas como la del Environmental DNA. Este último método había generado muchas expectativas. No era para menos. Que a partir de una muestra de agua una máquina nos hiciese un inventario completo de fauna sería todo un acontecimiento. Desgraciadamente, en el caso de los mamíferos, aún estamos lejos de obtener un rendimiento que suponga una mejora respecto a los «métodos tradicionales». Toca trabajar. Va a haber que seguir doblando el lomo.
Si queremos hacer un inventario a escala geográfica amplia, de momento no queda otra que buscar excrementos y trampear. Eso sí, sin escatimar esfuerzos. Ambas técnicas tienen sus inconvenientes y un estrecho margen de maniobra. Aquí no valen los recortes ni los atajos. En el caso concreto de los excrementos, la determinación genética de la especie se ha demostrado como imprescindible para obtener una imagen rigurosa de la distribución del desmán. La validación de visu o mediante la identificación de pelos de desmán dentro del excremento han dado lugar, en fechas recientes, a inventarios regionales de dudosa credibilidad en los que se mezclan datos verosímiles con citas a todas luces absurdas.
La aplicación para el smartphone llegará seguro, pero mientras tanto seamos rigurosos con las herramientas que tenemos. Son herramientas de mínimos, no dan para índices de abundancia, ni para exprimirlas en busca de un mejor rendimiento económico. Necesitan mucho esfuerzo y rigor en la ejecución. Malo es que desconozcamos la distribución actual del desmán, pero peor será que acabemos dibujando una imagen fantástica que solo sirva para tranquilizar nuestra mala conciencia.