Es una forma de hablar, claro. No hemos camelado al bicho, pero sí sabemos hoy bastante más que cuando empezamos a darle vueltas a esto de la alimentación del desmán «de los Pirineos». Amaiur Esnaola ya leyó su tesis (en plena pandemia), pero acaba de salir ahora publicado el último artículo y me apetece hacer esta breve reseña. Siete años convenciendo a los desmanes de que todos salíamos ganando si se comprometían a cagar bajo techado y nos facilitaban ese «oro negro» que tanto nos costaba encontrar, desentrañando con ayuda de la genética hasta el último de los pobres invertebrados que acababan en sus fauces, dilucidando si era más importante el restaurante o el menú, si las aguas rápidas son más atractivas que las lentas o si es mejor comerse un buey que cien golondrinos. Ha sido una aventura apasionante que nos deja un poco más viejos, pero mejor preparados para contestar las preguntas clave que necesitamos para conservar esta especie.
