El desmán ibérico

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«Traslocando» desmanes o como tirar por la calle de enmedio

Aunque solemos liarnos con la terminología (introducir, reintroducir, desplazar, reforzar) no cabe duda de que nos gusta enredar y además acabar cuanto antes. Que no tengo perdices, las echo, que me faltan corzos, ahí van dos docenas. Que los desmanes andan «ni fu ni fa», llena un caldero grande en Pirineos y lo vuelcas en Gredos. Problema resuelto.

Duda traslocante

De momento el caldero de desmanes es solo una intención, una pose, aunque no faltan partidarios de tan expeditiva actuación. Pensándolo bien no es tan mala idea.

Se abre el telón. Un cantamañanas se dirige al responsable de la conservación de la biodiversidad del territorio «X»:

– Buenos días. Venía por lo de los desmanes.

– ¿Ha identificado ya la población donante en estado de conservación favorable? ¿Qué criterios ha utilizado? ¿Podría detallarme el impacto que sufrirá la población de la que soy responsable? Y lo más importante ¿Ha traído el caldero?

– ¡Aquí está el caldero!

– Haber empezado por ahí. Proceda pues y que no le vuelva a ver. Buenos días.

Galemys reintroduction

El telón se cierra y se vuelve a abrir, y ya tenemos al cantamañanas en el territorio «Y», en la orilla del río, con un caldero lleno de desmanes, a punto de perpetrar la «traslocación». Las autoridades y la banda de música aguardan en sus puestos. El obispo se retrasa dando pie a que el cantamañanas y el responsable del territorio receptor comenten los detalles de la actuación:

– Parece que el tiempo acompaña…

– ¿Qué me trae aquí? ¿Ha tenido en cuenta la peculiar distribución de la variabilidad genética de la especie? ¿Contamos con una planificación de sueltas adecuada en tiempo y número? ¿Conocemos lo suficiente la biología de la especie como para esperar que sobreviva un porcentaje significativo de animales? ¿Se han corregido las causas que propiciaron el declive de la especie en el territorio receptor? ¿Contamos con un plan de seguimiento? ¿Población local y usuarios del río están al corriente y de acuerdo? Y lo que es más importante ¿Ha traído el caldero?

– No sé de que me habla, pero aquí esta el caldero bien lleno ¡Mire, ya llegó el obispo!

– Proceda pues y que no le vuelva a ver. Buenos días ¡Corra, que empieza el himno!

Fin de la obra y cerrada ovación.

Cuentan que la guía que la IUCN ha publicado este mismo año, para orientar actuaciones de este tipo, se ha relajado. Que ya no es tan difícil hacer las cosas bien. Sin embargo, tras su lectura, sigo sin estar convencido de que aquí estemos en condiciones de hacer nada de esto con el desmán ¡Pero si no sabemos ni cuantos huevos pone! Porque ¿pone huevos, no? Como el ornitorrinco…

En fin, toca leer.

Guia IUCN

Como apunte final. Para nuestra consternación, el Diccionario no incluye aún los términos «traslocar» o «translocar». De momento nos tenemos que conformar con «trasladar». Sí, ya lo sé, suena vulgar, pero es lo que hay. Habrá que hablar con algún académico.


3 comentarios

  1. José A. Díaz Caballero (Joshua) dice:

    Afortunadamente, la falta de donantes hace difícil llenar un caldero -al menos de momento- El cantamañanas de turno seguro andará ideando una nueva táctica…

    • galepyr dice:

      En algunos foros (de gestión, no de internet) el discurso es tan surrealista que no queda otra que llevarlo al absurdo para a partir de la tontería intentar alcanzar un mínimo entendimiento

  2. Tiago dice:

    Felicidades por el blog, que tiene informaciones y comentarios muy interesantes. También los irónicos, claro. La seriedad y el rigor con que se hacen las cosas en España son dramáticas. Por la parte de las administraciones, políticos y funcionarios, y también por la parte de la «comunidad científica». Supongo que alguna responsabilidad tendrán los sistemas de enseñanza y de formación universitaria… no sé.
    En todo caso, permítame un comentario sobre «traslocar». No hay ningún «Diccionario» con mayúscula que tenga la autoridad de admitir o no el uso de tal o cual palabra. (Ese criterio de autoridad también es muy español.) Lo único que hay que hacer es reflexionar, en serio, sobre si esa u otra palabra es necesaria o no: si tengo ya recursos en la lengua para expresar lo mismo, o no los tengo. Eso basta. Pero hay que hacerlo en serio, porque al paso que vamos, más nos vale ponernos a hablar todos anglo-latín, la jerga del futuro. Y en el ámbito de las ciencias naturales, de la conservación y la ecología, los snobismos pedantes dan para llenar un buen volumen.

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