Salvo honrosas excepciones, la ciencia siempre se ha hecho en otra parte. Lejos. Ya lo decía uno de Bilbao: ¡Que inventen ellos! Y así, mientras la Europa de la ciencia, la del norte, conoce a los desmanes hace rato, aquí, en la Europa del sur, la de don literario, nos enteramos anteayer que el desmán ruso tenía un primo pequeño. En algún rincón de Altamira o de Ekain seguro que estuvo dibujado, pero desgraciadamente hubo que reutilizar esa pared de la cueva. Bisontes y caballos. Era lo que se llevaba entonces.
Recogemos aquí una serie de ilustraciones que evidencia la admiración que han despertado los desmanes en los industriosos naturalistas que en los últimos siglos se han preocupado por componer una fauna tras otra, ordenando y desordenando clases, ordenes… El desmán siempre fue un bicho raro digno de ser dibujado. Las palabras son importantes, pero son las imágenes las que nos impresionan.
En primer lugar el desmán de Clusius. Nada menos que de una publicación de 1605. De cuando la ciencia se escribía en latín. Tiene este primer dibujo el aire de aquellos monstruos del medievo que acechaban allí donde acababan los mares.
Clusius en el Exoticorum describió especies raras que llegaban de «nuevos mundos» recién explorados. Conocía ya el Mus aquaticus «local», la rata de agua, y muy semejante a ésta debió parecerle el desmán ya que bastó con un segundo «apellido» para distinguirle: Mus aquaticus exoticus.
La rata de agua con la que Clusius estaba familiarizado, Mus aquaticus (hoy Arvicola), aparece como tal en las obras de Belon, en 1553, y Gessner, en 1560. Clusius tuvo buen ojo y supo ver dos especies distintas, probablemente porque tuvo en sus manos ejemplares de ambas. 150 Años más tarde, los naturalistas del XVIII no anduvieron tan finos y al trabajar de oídas hicieron del desmán y la almizclera (Ondatra zibethicus) una única especie.
Las ratas de agua del XVI, gordas y feroces, merecen también nuestra atención. Primero la de Belon
y aquí la de Gessner
30 Años después del Exoticorum de Clusius, Aldrovandi cambia de apellido al desmán, aquatilis le llama, sigue viéndole cara de ratón y nos obsequia con una copia un tanto naíf de la imagen de Clusius.
En 1657 Jonston incluye en su historia natural un dibujo de Mus aquaticus muy semejante al de Clusius. Comparte aquí lámina con civetas y zarigüeyas. Algo tendrá que ver el almizcle en esta composición.
El nombre (Mus aquaticus) es ya para el desmán. Jonston incluye a la rata de agua en su obra, pero a ésta solo le acompaña su nombre vulgar, «Nulmaus».
Cien años pasan y Gmelin, en 1758, nos ofrece por fin una ilustración que empieza a hacerle justicia (más o menos). Eso sí sigue siendo Mus aquaticus.
Al tiempo, Buffon, en 1763, quiere tener también un desmán ilustrando su obra, pero aunque su dibujante tenía claro lo de la cola aplanada se lía con las proporciones. La lámina completa merece enlace aparte. También se publicó coloreada.
El desmán «obeso» de Buffon tuvo muchas versiones. La que se muestra a continuación comparte lámina con la rata almizclera. Se ayudó el autor de estos dibujos para hacer ver las diferencias que existen entre esas dos especies. Ambas llegaron a incluirse en el genero Castor (C. moschatus y C. zibethicus) e incluso algún autor interpretaba que eran una sola.
El orden lo pone un berlinés, Peter Simon Palllas, en 1781. Sus expediciones rusas y su meticulosidad quedan reflejadas en los dibujos que ilustran su trabajo. Como ya hemos comentado, la clasificación del desmán estaba pasando por un momento confuso. Brisson, Klein, incluso Linné, seguían viéndole cara de ratón y tan pronto le confundían con la rata almizclera como le colocaban en los géneros Mus, Castor o Glis. Menos mal que Pallas estaba allí, en Rusia quiero decir. Seguramente pudo manejar abundante material y cayó en la cuenta de que este animal era una musaraña. Gorda, muy gorda, pero una musaraña. Sorex moschatus le llamó.
Curiosamente, Pallas muere en 1811, poco antes de cumplir los 70, el mismo año en el que Geoffroy da a conocer al desmán pirenaico. Mejor que fuera así, de haberse enterado no nos cabe duda de que le hubiera quedado la sensación de marcharse con la labor a medio hacer.
Acabamos el siglo XVIII haciendo referencia al extraordinario atlas de mamíferos que nos ofrece Schreber. En esta obra no podía faltar el desmán. A pesar de que se desarrolló entre 1774 y 1846 solo cuenta con la ilustración del ruso, de la que aparecieron dos versiones en distintas ediciones. La primera imagen es de 1778 y está inspirada en un dibujo de Pallas (así lo apunta el autor), no en el de 1781, claro. Se supone que Pallas publicó otros dibujos antes de esa fecha o se llevaba bien con su paisano alemán y le explicó como era un desmán. Sea como fuere, el parecido entre la imagen de Pallas de 1781 y estas de Schreber es más que evidente.
Fuentes:
Belon, P., 1553. De aquatilibus, libri duo.
Gessner, C., 1560. Nomenclator aquatilium animantium. Icones animalium aquatilium in mari & dulcibus aquis.
Clusius, C., 1605. Exoticorum Libri Decem, p. 375.
Aldrovandi, U., 1637. De Quadrupedibus Digitatis Viviparis, 3, p. 447.
Jonstonus, J., 1657. Historiae Naturalis de Quadrupedibus Libri. p. 117.
Gmelin, J.G., 1758. Mus aquaticus exoticus. Novi Commentarii Academiae Scientiarum Imperialis Petropolitanae, 4: 383-388.
Buffon, G.L.L., 1763. Histoire naturelle générale et particulière: avec la description du Cabinet du Roy, 10, p. 1.
Pallas, P.S., 1785. Sorices aliqvot illvstrati. Acta Academiae Scientiarum Imperialis Petropolitanae 1781 (2): 314-348.
Schreber, J.Ch.D., 1778. Die Säugthiere in Abbildungen nach der Natur, mit Beschreibungen. Dritter theil.